Cistitis después de las relaciones sexuales o cistitis postcoital

Probablemente, en tu círculo cercano hay alguna persona propensa a las infecciones de orina o cistitis, incluso puede que seas tú, ya que es algo bastante común entre las mujeres, sobre todo, la cistitis postcoital, que aparece después de mantener relaciones sexuales. IMPORTANTE: no es una infección de transmisión sexual.

De hecho, alrededor del 50% de todas las mujeres jóvenes saludables que sufren su primera infección desarrollarán una segunda en un período de 6 meses.

La infección de orina o cistitis es la inflamación aguda o crónica de la vejiga urinaria producida por una infección bacteriana. La causa más frecuente de infección de orina o cistitis es la infección por E. Coli. Para que una bacteria produzca infección de orina o cistitis, primero debe de colonizar la orina de la vejiga y posteriormente producir una respuesta inflamatoria en la mucosa vesical.
Son muchas las mujeres que afirman haber sufrido una infección de orina después de mantener relaciones sexuales, sobre todo entre los 20 y 30 años. De hecho, el factor de riesgo más influyente en las infecciones urinarias recurrentes en mujeres jóvenes. Este tipo de infección suele aparecer entre 24 y 48 horas después del coito. cistitis-postcoital-

¿Qué es la cistitis postcoital?

Como hemos dicho anteriormente, que la cistitis postcoital aparezca de forma frecuente después del sexo, no significa que sea una Enfermedad de Transmisión Sexual. Se trata de una infección que se ve favorecida por los movimientos durante el coito, facilitando la entrada de bacterias por la uretra que provienen del recto.

Es importante dejar claro que este tipo de infección no debe confundirse con falta de higiene íntima ni con una enfermedad de transmisión sexual.

La anatomía de la mujer hace que sean más propensas o tengan más facilidad para que esto pase pues su uretra es más corta, sin embargo, esto no hace inmunes a los hombres, aunque su conducto sea más estrecho y de más difícil acceso, las bacterias también pueden entrar. Los movimientos que se producen durante las relaciones sexuales favorecen que las bacterias que se encuentran en el exterior de la uretra femenina accedan al interior con las penetraciones.

La proximidad entre la vagina y el recto puede provocar una contaminación fecal cuando se practica sexo anal. Haciendo que las bacterias que se encuentran en el recto viajen hasta la vagina llegando incluso a la vejiga.

La lubricación y los anticonceptivos también pueden ser precursores de la cistitis postcoital. Cuando la lubricación es insuficiente, la vagina es propensa a irritarse, creándose heridas que fomentan el desarrollo de infección.

Por otro lado, el uso de preservativos afecta a la mucosa de la vagina, pudiendo modificar la acidez o el pH favoreciendo así el desarrollo de bacterias. El resto de los anticonceptivos también pueden alterar la mucosa y la sequedad, sobre todo los anticonceptivos que supongan la introducción de algún elemento en la vagina, como por ejemplo el anillo vaginal, pues también pueden arrastrar las bacterias hacia el interior.

El uso de juguetes sexuales puede inducir a la infección de orina después del sexo, ya que pueden ser grandes fuentes de acumulación de bacterias, sobre todo si se comparten.

Durante la menopausia o embarazo, las alteraciones hormonales favorecen la proliferación de infecciones en el tracto urinario, como la cistitis postcoital.

Además, durante la menopausia, la sequedad vaginal es uno de los principales síntomas.

¿Cómo evitar la cistitis postcoital?

Las relaciones sexuales son un factor importante a tener en cuenta, sobre todo en los casos de cistitis recurrentes o de repetición, donde la prevención es fundamental.

Ante una cistitis poscoital o infección de orina en general, lo habitual es la recomendación de antibióticos para tratarla. Sin embargo, el incremento de las resistencias bacterianas a estos medicamentos puede contribuir a la aparición de nuevos episodios, por lo que se ha tenido que investigar alternativas, centradas principalmente en la prevención.

Entre estos nuevos productos, podemos destacar varios ingredientes con gran potencial en la prevención de infecciones. Los probióticos contribuyen a la restauración de la microbiota vaginal e intestinal normal, previniendo las ITUs. Reducen el tránsito de las bacterias fecales (en este caso E. coli) hacia la uretra o vagina y además, los probióticos tienen un efecto de estimulación del Sistema Inmunitario.

La D-Manosa, un azúcar simple estructuralmente relacionado con la glucosa. Se produce de manera natural y en pequeñas cantidades en alimentos como los melocotones, manzanas o bayas. La utilidad de la D-Manosa ante las infecciones urinarias reside en su capacidad de adherirse a la bacteria E.coli, evitando que se incruste en las pareces del tracto y facilitando su expulsión a través de la orina. Cistitis después de las relaciones sexuales o cistitis postcoital 1

Las PAC Tipo A, presentes en el arándano rojo americano, ayudan a reducir la actividad de la bacteria E.coli en la vejiga. Las E. coli se agrupan formando una película en la pared de la vejiga, lo que dificulta su eliminación. Las PAC Tipo A inhiben la formación estos grupos, evitando que logren adherirse y facilitando su expulsión a través de la orina. La acción sinérgica de la D-Manosa y las PAC Tipo A evita la adhesión de Uropatógenos al Urotelio.

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