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¿Cuáles son las infecciones vaginales más comunes?
Las infecciones vaginales afectan a mujeres de cualquier edad y son una causa muy común en las visitas a consultas de atención primaria y de ginecología. Se calcula que, aproximadamente, el 75% de las mujeres sufren alguna infección vaginal a lo largo de su vida y que la mitad de ellas sufrirán una repetición.
La inflamación de la vagina y/o de la vulva se conoce como vulvovaginitis, puede darse tanto en mujeres adultas como en niñas y su origen puede tener una causa infecciosa o no. Independientemente de la causa, estas inflamaciones son un problema de salud vaginal que, aunque no sea grave, puede suponer una alteración de la calidad de vida de la persona.
Cuando hablamos de salud vaginal debemos hablar de la microbiota vaginal, pues juega un importante papel en cuanto a las infecciones vaginales se refiere.
Microbiota vaginal ¿qué es?
La microbiota vaginal es un ecosistema constituido por microorganismos que habitan en el aparato ginecológico. Está compuesto por más de 200 especies de bacterias diferentes entre las que predomina el género Lactobacilos. Los Lactobacilos son un importante mecanismo de defensa, sobre todo porque producen, entre otras sustancias, ácido láctico, que mantiene el pH ácido en la vagina, lo cual impide el sobrecrecimiento del resto de las bacterias.
Su equilibrio contribuye a mantener la salud de la zona y cuando se rompe el equilibrio, cosa que es bastante fácil, se producen infecciones.
Cuando se rompe el equilibrio de la microbiota vaginal, se pierden lactobacilos y se altera el pH, algunos microorganismos pueden llegar a transformarse en patógenos (si alcanzan proporciones superiores al grado de normalidad que les corresponde) y pueden desencadenarse alguna enfermedades como las infecciones vaginales.
La flora o microbiota vaginal va evolucionando y cambiando, dependiendo de la etapa de la vida en la que se encuentre la mujer (niñez, menstruación, embarazo, menopausia…) También influyen en su composición la procedencia étnica y factores medioambientales y de conducta como las relaciones sexuales o el cuidado de la higiene íntima.
Infecciones vaginales más frecuentes
Dentro de las infecciones vaginales más frecuentes encontramos:
Vulvovaginitis Candidiásica
La candidiasis vaginal o vulvovaginitis candidiásica (VVC) es una infección inflamatoria de la vagina y la vulva, producida por hongos, fundamentalmente Cándida albicans (85%)
La cándida es un microorganismo normal de la microbiota vaginal, pero cuando se producen alteraciones por sobrecrecimiento o carencia de ciertas bacterias, se extiende y produce infección e inflamación provocando daño en la mucosa vaginal.
Existen situaciones en que la candidiasis vaginal puede producirse más fácilmente: embarazo, tras un tratamiento con antibióticos o corticoides, diabetes, durante o tras la menstruación, si estás tomando anticonceptivos, tratamiento inmunosupresores, si eres VIH+, utilización de geles de higiene íntima no adecuados, uso de espermicidas, ropa interior no adecuada, etc.
Los síntomas más frecuentes de la candidiasis vaginal o vulvovaginitis candidiásica (VVC) son:
- Picor, escozor y ardor en genitales externos.
- Aumento de la secreción vaginal: blanquecina con grumos y con aspecto de yogur.
- Pequeñas heridas en vulva y periné.
- Picor al orinar.
- Manchar la ropa interior con flujo.
Vaginosis bacteriana
La vaginosis bacteriana suele producirse por las bacterias Gardnerella vaginalis, Prevotella, Peptostreptococcus, Mobiluncus y Mycoplasma hominis, que aumentan su concentración y reemplazan a la microbiota vaginal protectora, causando la infección y los problemas asociados.
Esta infección no siempre presenta síntomas, por eso, muchas personas no saben que la tienen. A veces los síntomas van y vienen, o son tan leves que no se perciben.
Entre las causas que la producen encontramos: usar un gel de higiene íntimo no específico, duchas vaginales o espermicidas pueden modificar el pH de la vagina alterando el equilibrio de las bacterias de la microbiota.
Es importante tener claro que la vaginosis bacteriana no es una enfermedad de transmisión sexual (ETS), pero tener relaciones sexuales con múltiples parejas puede aumentar el riesgo de contraer esta infección, ya que el diferente pH de cada persona puede alterar el equilibrio de la vagina.
El síntoma principal de la vaginosis bacteriana es un flujo vaginal abundante y un fuerte olor vaginal. El flujo puede ser de color blanco, gris apagado, amarillento, verdoso o espumoso. El mal olor suele ser más notorio después de tener sexo vaginal.
Al orinar puedes sentir picor o ardor, aunque muchas personas no sienten irritación ni incomodidad.
Tricomoniasis
La tricomoniasis es una infección frecuente transmitida sexualmente provocada por un parásito Trichomonas vaginalis. Aunque generalmente no suele presentar síntomas, en las mujeres, la tricomoniasis puede provocar una secreción de flujo en tono amarillento o verdoso con olor fuerte, además de ardor, molestias, picores en la vagina y dolor al orinar. El tratamiento se debe aplicar a ambos miembros de la pareja para evitar que la infección vuelva a aparecer en el futuro.
Infección por Chlamydia
La clamidia es una enfermedad de transmisión sexual causada por la bacteria Chlamydia trachomatis que puede afectar tanto a hombres como mujeres.
La clamidia no suele presentar síntomas, por lo que es difícil darse cuenta de que se tiene, aumentando así el riesgo de transmisión. Dentro de los síntomas que sí pueden presentarse en las mujeres encontramos: flujo vaginal anormal que puede tener olor fuerte, sensación de ardor al orinar y molestias o dolor al mantener relaciones sexuales.
¿Qué hacer ante estas infecciones?
Lo más importante si aparecen síntomas o sospechas que puedes tener una infección vaginal es acudir a tu ginecólogo/a para que te valore y aconseje. Según el tipo y la gravedad de infección el tratamiento será diferente.
Algo que en los últimos años ha ido cogiendo fuerza ante las infecciones vaginales son los probióticos, tanto para la prevención como el tratamiento de forma conjunta a los antibióticos.
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- Prevención de Vaginosis Bacteriana (VB) y Vulvovaginitis Candidiásica (VVC)
- Útil como coadyuvante al tratamiento con antibióticos y antifúngicos, incrementando la eficacia del tratamiento al disminuir las manifestaciones clínicas (86%) y mejorar la curación de la VB y VVC.
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- Ser útil como coadyuvante al tratamiento antibiótico de la Vaginosis Bacteriana
- Contribuir a la reducción de la tasa de recurrencias
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