Deshidratación y golpes de calor en niños en verano: 7 consejos para evitar sustos

Como cada año, se acerca el fin del colegio y con ello el calor; los niños, aprovechando que tienen más tiempo, estarán más aire libre, y los padres tendrán que tener precaución y evitar los riesgos de la deshidratación y los golpes de calor.

Los peligros más importantes de los niños de menos de 5 años en verano son el golpe de calor y la deshidratación.

¿Cuáles son los síntomas de un golpe de calor y deshidratación en niños?

El ejemplo puede ser: niño menor de 5 años, con fiebre de 40 °C, con síntomas de deshidratación, piel muy caliente, dolor de cabeza e irritabilidad, junto con vómitos, decaimiento y disminución del nivel de conciencia; a veces pueden llegar a sufrir convulsiones. Normalmente, a estos niños se les ingresa un par de días en observación, debido a que su estado de deshidratación suele ser importante. Pasados esos días el niño se recupera totalmente y recibe el alta. Al final todo queda en un susto, pero tanto el niño como la familia lo recordarán por mucho tiempo y evitarán los riesgos en el futuro.

La recomendación de los médicos para evitar otro los golpes de calor y deshidratación, es el uso de un suero oral de fácil preparación que no necesite frío para poder transportarlo sin preocupación. Además, los niños deben evitar las horas más calurosas del día para salir a la calle.

¿Cómo puedo proteger a mis hijos de un golpe de calor y deshidratación?

En los niños pequeños, la proporción de agua en su organismo es mayor y su equilibrio menos regulado que en los adultos, por lo que son más sensibles a la deshidratación. Además, su mecanismo de regulación de temperatura corporal no está maduro, y pueden verse afectados por un golpe de calor, ya que la sudoración en muchos casos no es todavía eficiente. El golpe de calor se produce cuando el organismo es incapaz de refrigerarse y controlar su temperatura normal 36,5 °C, bien porque la temperatura ambiental es elevada o porque el organismo genera demasiado calor, por ejemplo en excesiva actividad física. deshidratación y golpes de calor

La deshidratación, producida por la sudoración intensa facilita el golpe de calor.

Los niños pequeños, especialmente los lactantes y menores de 4 años, están muy expuestos porque tienen una superficie corporal, en relación al peso, superior a los adultos. Además, su cuerpo contiene más agua y tienen menos o ninguna autonomía para rehidratarse. Todo esto conduce no sólo a mayor gravedad y riesgo de las enfermedades producidas por el calor, también a tener mayor facilidad para la deshidratación y esto empeora y facilita el golpe de calor.

El reflejo de la sed no está del todo desarrollado en los niños pequeños, por lo que es fundamental saber identificar los signos de deshidratación: pérdida de alrededor del 5% de su peso, orina menos de lo habitual, hace deposiciones muy secas y duras, cuando presenta la piel muy seca y pálida (algo grisácea), los ojos hundidos y la boca reseca, cuando se muestra menos activo de lo habitual.

Ante cualquiera de estos síntomas, es fundamental llevar al niño a un centro sanitario para que sea evaluado por un pediatra. Se ha demostrado que la rehidratación oral con suero es igual o más efectiva que la intravenosa, pero en todo caso será el pediatra quien la indique.

7 Consejos para evitar la deshidratación y el golpe de calor:

  • Si el niño todavía toma biberón, reforzar con agua en pequeñas cantidades entre las tomas.
  • Mantener la piel hidratada durante el verano para crear una barrera protectora y evitar la pérdida de humedad.
  • Incrementar en verano la ingesta de fruta y verduras, ya que contienen agua y sales minerales.
  • No someterlo a cambios bruscos de temperatura ni ofrecerle líquidos fríos.
  • Evitar exponer al niño al sol en las horas centrales del día.
  • Vestirlo con ropa ligera.
  • En caso de deshidratación, administrar el suero de rehidratación oral de fácil uso y transporte, y ofrecérselo en pequeños sorbos.