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¿Cómo elegir un probiótico adecuado?
Los probióticos, según la OMS, son microorganismos vivos que, cuando se administran en una cantidad adecuada, tienen efectos positivos para la salud de las personas. Facilitan la digestión y la absorción de nutrientes y fortalecen el sistema inmune.
Teniendo en cuenta la Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos, se necesitan los siguientes requisitos para que un organismo sea considerado como probiótico:
- Producir sustancias antimicrobianas.
- Resistencia a la cavidad donde van a implantarse o las que atraviesan hasta alcanzarla.
- No tener capacidad de transmitir su resistencia a los antibióticos.
- Que sea fácilmente cultivable y no pierda viabilidad durante su almacenamiento, ya que se tiene que administrar en grandes cantidades y con frecuencia para conseguir el resultado deseado.
- Proporcionar la misma actividad in vivo que ha demostrado in vitro.
Se pueden considerar los siguientes 3 tipos de mecanismos de actuación de estos microorganismos; mejora de la barrera intestinal defensiva; modulación inmunológica y mejora de la eficiencia metabólica.
Los probióticos tienen como finalidad otorgar resultados beneficiosos para la salud de la persona. Los más comunes son los lactobacilos y las bifidobacterias.
En cuanto a su composición, se pueden encontrar compuestos por diferentes tipos de bacterias, por eso no todos tienen el mismo enfoque o finalidad, sino que dependiendo de las funciones que tengan las bacterias que los componen, actuarán consiguiendo diferentes efectos.
Estos microorganismos pueden consumirse a través de alimentos como el yogur u otros productos fermentados o a través de complementos alimenticios, es decir, preparaciones farmacéuticas dirigidas a contribuir en la mejora de la salud, sobre todo en algunas situaciones con necesidades más elevadas y principalmente actuando como prevención.
Los probióticos pueden diferenciarse en función del género, la especie y la cepa, es decir. Estas 3 variable se deben tener en cuenta para diferenciar un producto de otro o si se quiere conocer para qué resultan más efectivo cada uno de ellos.
Cada tipos género, especie y cepa, se estudia en distintos entornos para determinar así sus beneficios y otorgarle una funcionalidad. Además, para que un probiótico sea considerado de buena calidad y saludable, debe también someterse a situaciones o ambientes extremos y ser capaz de resistirlos.
Los diferentes estudios que se han realizado sobre los probióticos han demostrado que estos pueden ofrecer diferentes beneficios para la salud. En función de estas investigaciones, se le ha otorgado relevancia a su actuación en la microbiota, intestinal; vaginal o de la piel. Se han relacionado con problemas o infecciones vaginales, intestinales, del tracto urinario o de la piel. Cabe destacar que su evidencia clínica más destacable es en función de su aportación en la mejora de la salud intestinal y su interacción con el sistema inmunitario.
¿Qué se debe tener en cuenta para elegir un probiótico adecuado?
Haciendo referencia a todo lo anterior y centrándonos en el consumo de probióticos a través de complementos alimenticios, podemos decir que, para elegir un probiótico adecuado, se deben tener en cuenta las siguientes variables:
Composición
Es importante conocer las cepas probióticas que contiene el producto, que hayan sido seleccionadas específicamente para la elaboración de ese producto, así como sus indicaciones clínicas demostradas.
Contenido
Se puede medir la potencia de un producto probiótico en función del número de microorganismos que contiene. Esto se mide en UFC, Unidades Formadoras de Colonias. Una cepa probiótica actuará mejor en función de la cantidad, para que un probiótico sea considerado como bueno, debe contener como mínimo 109 UFC.
Presentación
Debemos tener en cuenta que cuando hablamos de cepas probióticas, estamos hablando de microorganismos vivos, por lo que la presentación de los productos en condiciones que asegure la supervivencia de estos es esencial para que un producto probiótico sea considerado como efectivo.
El envase o presentación debe proteger al contenido de la luz y el calor, pues cuando se expone a estas condiciones no se garantiza la supervivencia de las bacterias.
En este punto también se debe tener en cuenta la fecha de caducidad del producto, un complemento alimenticio probiótico basa su caducidad en la duración de la vida de los microorganismos que lo componen, a medida que se aproxima o se supera la fecha de recomendación de consumo, no se garantiza la vida de todos los microorganismos que contiene.
Ausencia de alérgenos
Por último, otro apartado interesante para valorar a la hora de elegir un buen probiótico puede ser el grado de intolerancia que presente para algunos pacientes, como personas diabéticas, con problemas de intolerancia a lactosa o al gluten.
En resumen, estas son algunas de las variables que pueden ayudarte a decidir si un producto probiótico es bueno o eficaz. Aun así, te recomendamos que consultes con un/a profesional de la salud antes de incluirlos en tu dieta.
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