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La leche materna: primera fuente de probióticos
El ritmo al que nos obliga la sociedad actual provoca cambios drásticos en nuestra forma de entenderlo todo, incluso la manera de criar a nuestros pequeños. Cada vez son más las mamás que se ven ‘obligadas’ a alimentar a sus bebés con leche de fórmula, buscando con ello que nuestra maternidad se adapte mejor al día a día profesional y personal.
Estos días, hemos celebrado la semana Mundial de la Lactancia Materna, así que no hay mejor momento para profundizar sobre este asunto, sobre todo, cuando se está hablando tanto sobre el mundo de los probióticos y los beneficios que aportan a nuestro organismo.
Siempre se habla del bien que causa la leche materna en el bebé, pero, más allá de las habladurías o del sencillo “tiene muchas defensas”; ¿sabías por qué motivo esto es así verdaderamente?
Bacterias y la leche materna
Durante muchos años, los científicos creyeron que la leche materna era segura porque era estéril, es decir, libre de microorganismos. Sin embargo, los estudios más recientes han demostrado precisamente que es buena para los bebés por todo lo contrario. El calostro y la leche materna proporcionan no sólo los nutrientes necesarios para el bebé, sino un suministro continuo de bacterias beneficiosas para el intestino del recién nacido.
Es difícil pensar en bacterias y asociarlo a algo positivo, pero nuestro organismo está plagado de ellas y no solo eso, sino que son fundamentales para su buen funcionamiento, o lo que es lo mismo, son garantía de buena salud.
Los bebés nacen con el intestino estéril, y el principal factor implicado en la composición de la microbiota del recién nacido es la leche materna.
Leche materna fuente de probióticos
Los probióticos son unos microorganismos vivos que cuando se administran en cantidades adecuadas confieren beneficios para la salud, y resulta que la leche materna es una fuente extraordinaria de probióticos para el intestino del lactante.
La leche materna contiene una alta concentración de Bifidobacterium y Lactobacillus, encargados de impedir el asentamiento y proliferación de bacterias perjudiciales para la salud del recién nacido.
Por todo ello, disminuye el riesgo de padecer enfermedades infecciosas al bebe, de ahí lo de que “aporta defensas”, a la vez que juegan un importante papel protector frente a futuros procesos alérgicos.
La leche materna es la primera fuente de probióticos a la que tiene acceso el recién nacido, y por tanto, un aporte fundamental en la composición futura de su microbiota, y por tanto en los efectos que esta tendrá sobre su salud, incluso ya en la edad adulta.
Los probióticos son microorganismos imprescindibles para la buena salud de los bebés, pero lo son también para la de las mamás y los papás, incluso para la de los abuelos y las abuelas. Una buena alimentación y un estilo de vida saludable ayuden a que nuestro sistema digestivo esté en perfectas condiciones, y afortunadamente, los innumerables avances que se están haciendo en el sector farmacéutico nos permite obtener un aporte extra de probióticos que fortalezca nuestro sistema inmune.