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Evolución de la microbiota en el organismo
El aparato digestivo está recubierto interiormente por una estructura mucosa que constituye una zona de asentamiento de multitud de bacterias y microorganismos. Estas bacterias viven en el cuerpo humano sin generar enfermedades, es lo que conocemos como microbiota y es fundamental para la salud del organismo.
La flora intestinal en el organismo tiene diferentes funciones:
Función metabólica
Los microorganismos de la flora ayudan a procesar ciertas sustancias que no han sido digeridas en el intestino delgado, dando lugar a ácidos de cadena corta y otros que modifican el pH intestinal, favoreciendo así la absorción de oligoelementos. Esto sirve de impulso para el funcionamiento de las células del intestino.
Además, contribuye a regular el metabolismo del colesterol y constituye un aporte de energía extra para el organismo, al tiempo que sintetiza vitaminas y metaboliza sustancias tóxicas.
Función barrera intestinal
La microbiota supone un potente efecto defensivo frente a la colonización de patógenos a través de varios mecanismos: compitiendo por los nutrientes; produciendo sustancias antimicrobianas; mediante la excreción de sustancias antibióticas naturales; estimular la secreción del mucus lo que dificulta la unión de patógenos al epitelio intestinal; segregar sustancias antimicrobianas contra los patógenos.
Función modulación inmunológica
Los microorganismos que forman la flora intervienen en el desarrollo del sistema inmunológico intestinal, que se encarga de la protección contra agente patógenos y es la principal fuente de células inmunitarias defensoras del organismo.
¿Cómo evoluciona la microbiota en el organismo?
En el momento del nacimiento el intestino es estéril y es en el mismo momento del parto cuando empieza a colonizarse de bacterias. El tipo de parto es importante para determinar la microbiota que está desarrollando el bebé. Si el parto es vaginal, adquieren sus primeros microorganismos de la vagina y de la zona perianal de la madre. Sin embargo, los niños que nacen por cesárea, adquieren inicialmente otro tipo de microorganismos, como los procedentes de la piel de la madre y de las personas y objetos que entran en contacto con el bebé.
A medida que el bebé crece, la microbiota va evolucionando y cambiando, en este proceso influye el entorno, la alimentación, el estrés, infecciones o ingesta de antibióticos.
Del mismo modo, la lactancia también interviene en el desarrollo de la flora. La lactancia materna supone una fuente importante de aportación de Lactobacilos y Bifidobacterias al desarrollo del bebé y de su sistema inmunológico, ejerciendo una función protectora. Los bebés alimentados con lactancia artificial suelen presentar una flora más variada con menos proporción de estos lactobacilos.
Otro factor influyente es la dieta. El tipo de alimentación que tenga la persona a lo largo de su vida interviene e influye en la microbiota, por ello se debe cuidar la alimentación de los niños. Aproximadamente, sobre los 3 años de edad la alimentación ya empieza a ser similar a la del adulto y la flora está formada prácticamente en su totalidad y de forma similar a la de la edad adulta.
Algunos tratamientos médicos influyen en el estado y composición de la flora, por ejemplo, el tratamiento con antibióticos (aunque no son los únicos) puede alterar y dañar la microbiota intestinal, produciendo por ejemplo lo que se conoce como la diarrea asociada a la toma de antibiótico.
Al igual que hemos mencionado como la flora se va consolidando y ganando consistencia durante la niñez, a medida que se avanza en la edad va cambiando. En las personas mayores se suelen reducir la cantidad o proporción de microrganismos, disminuyendo algunos beneficiosos y en consecuencia aumentando la presencia de otros menos beneficiosos.
Otros factores relacionados con el estado de la microbiota intestinal son las enfermedades intestinales o infecciones intestinales, ya que repercuten en todo el ecosistema intestinal. Algunos factores genéticos o psicológicos como el estrés influyen en la microbiota, muchos estudios establecen o hablan sobre la relación estrecha que hay entre el cerebro y la microbiota, de hecho, a la microbiota se la conoce como el segundo cerebro.
Por supuesto el estilo o hábitos de vida intervienen en la microbiota intestinal, ejemplos como el contacto estrecho con productos químicos o de limpieza, el consumo de tabaco, la falta de contacto con bacterias habituales o los malos hábitos alimenticios pueden dañar la microbiota intestinal.
Microbiota intestinal dañada
A este estado se le conoce como disbiosis y consiste en alteraciones o desequilibrios de carácter cualitativo o cuantitativo de la microbiota intestinal con una reducción significativa de microorganismos esenciales.
Entre los principales motivos por los que la flora intestinal puede deteriorarse encontramos los episodios de estrés, las gastroenteritis fuertes, el tratamiento reciente con antibióticos o una alimentación de baja calidad y pobre en nutrientes necesarios.
Síntomas de la microbiota intestinal dañada
Para finalizar, te contamos cuáles son los síntomas que indican una posible alteración de tu microbiota intestinal:
- Episodios de estreñimiento y/o diarrea.
- Molestias abdominales o sensación de hinchazón.
- Gases.
- Muy mal olor en las heces.
- Cólicos intestinales.
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