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¿Por qué algunas infecciones ya no se resuelven con antibióticos?
La capacidad de los seres vivos de adaptarse para sobrevivir no es exclusiva de los organismos complejos. Las bacterias tienen una historia evolutiva mucho más larga que la de los propios seres humanos, y lo demuestran combatiendo con sus propios mecanismos naturales la acción de antibióticos y otros fármacos para tratar infecciones bacterianas.
Parece cierto que tenemos una fe muy consolidada en el funcionamiento de los medicamentos, nos hemos habituado a trámites sencillos y rápidos en lo que a nuestra salud se refiere, al menos en aquellas dolencias que consideramos más comunes. Como cuando aparece una infección de orina, vamos a nuestro médico, nos receta un antibiótico y en cuestión de un par de días estamos de nuevo perfectamente.
Pero la evolución es imparable y las bacterias de esto saben tanto o más que nosotros. La situación está cambiando, y precisamente las infecciones de orina, que son una de las consultas más habituales en atención primaria, están presentando un serio problema generando un mayor número de hospitalizaciones, dolencias más graves y prolongadas.
Esto sucede porque los antibióticos utilizados para combatir dichas infecciones están dentro del grupo de las 19 especies de bacterias que se están haciendo inmunes a los antibióticos, dicho de otra manera, tenemos un problema de salud mundial.
El uso excesivo de medicamentos en los humanos y en el ganado ha hecho que las bacterias evolucionen desarrollando defensas para sobrevivir, lo cual está haciendo ineficaces a una cantidad cada vez mayor de medicamentos para el tratamiento de una amplia gama de enfermedades.
Lucía, de 38 años, dijo haber padecido infecciones en las vías urinarias en varias ocasiones en la adolescencia, todas tratadas con éxito con fosfomicina. Cuando contrajo una en febrero, su médico le volvió a recetar lo mismo, pero esta vez no funcionó.
Cuatro días después, regresó al médico que le dio una nueva receta, esta vez de un medicamento llamado nitrofurantoína. Tampoco funcionó. El dolor empeoró y, varios días después, había sangre en su orina.
Su médico le recetó un tercer medicamento, ciprofloxacino e hizo un cultivo de su orina. El cultivo mostró que su infección era susceptible al nuevo medicamento, pero no a los otros dos. Lucía estuvo durante ocho días tomando antibióticos que no hacían nada.
Y la realidad es que casos como el de Lucía hay a diario en cada consulta médica y en cada sala de urgencias. ¿Por qué?
¿Por qué se vuelven resistentes las bacterias a los antibióticos?
Las bacterias son seres vivos y como todos, tienen una larga historia de adaptaciones al medio, de evolución, lo que les ha permitido sobrevivir a lo largo de millones de años. Los antibióticos son una amenaza para su supervivencia, y por tanto, las bacterias se esfuerzan en adaptarse para hacerles frente.
Las bacterias han logrado mutar su ADN para poder sobrevivir gracias a sus mecanismos de estrés, que se activan cuando se sienten atacadas por los diferentes fármacos, y que funcionan captando el ADN de otros individuos a los que esos mismos fármacos no les afectan.
¿Que bacterias son las más resistentes?
Cualquier bacteria puede volverse resistente a uno o a varios antibióticos, pero en estos momentos, las autoridades sanitarias estadounidenses han catalogado como “amenaza grave” tres cepas bacterianas resistentes. Se trata de Clostridium difficile, las enterobacterias y la Neisseria gonorrhoeae.
Clostridium difficile provoca diarreas peligrosas y es resistente a muchos antibióticos, además a principios de este milenio se detectó una nueva cepa también resistente a los antibióticos fluorquinolonas, que son precisamente los que se utilizan habitualmente para tratar estas infecciones.
Neisseria gonorrhoeae es portadora de la gonorrea, una enfermedad de transmisión sexual que cada vez es más complicado tratar, ya que un tercio de las bacterias que la causan ya han logrado hacerse resistentes a todos los antibióticos disponibles.
Staphylococcus aureus es causa frecuente de infecciones que se contraen en centros hospitalarios. Normalmente es una bacteria inofensiva que se encuentra en la piel humana, en la nariz y en la garganta, pero, en determinadas situaciones, que se dan en estos centros, pueden producir infecciones como sepsis, neumonías e infecciones en heridas.
Escherichia coli, es una bacteria que se encuentra en nuestro intestino y en ocasiones puede causar infecciones en las vías urinarias que se tratan habitualmente con ampicilina, Bactrim y otros antibióticos muy comunes, pero ya se conocen casos de resistencia que hacen de estas infecciones un duro trago para los pacientes.
Por si no era suficiente, podemos hacer mención también del grave peligro para la salud que suponen las bacterias relacionadas con la tuberculosis que no reaccionan a la medicación. La OMS asegura que estas son responsables del 3,5 por ciento de las nuevas infecciones en el mundo, con el añadido de que algunas de las bacterias que la provocan son absolutamente resistentes a todos los medicamentos de los que disponemos.
¿Desde cuándo las bacterias se volvieron resistentes?
Este fenómeno de resistencia surge en paralelo a los propios antibióticos. Ya en el año 1948 el Instituto Carnegie de Washington detectó que las bacterias que provocaban infecciones tratadas con penicilina aumentaban su resistencia al fármaco “paso a paso”.
¿Podemos hacer algo?
Sí, podemos hacer y dejar de hacer. No consuman antibióticos sin prescripción médica. Si le han recetado antibióticos, tómelos en las dosis recomendadas por el facultativo y siga el tratamiento hasta el final, no se fíe, incluso aunque se encuentre mejor antes de terminarlo. Tome solamente los antibióticos que le recetaron a usted, y si le sobran algunas dosis nos las comparta, no las recete a amigos y familiares y no las guarde para otra ocasión.
Y recuerde que tomar el antibiótico equivocado puede hacer que las bacterias proliferen sin freno, además de ayudarlas a desarrollar resistencias contra el medicamento empleado, algo que luego trasmiten a otras cepas bacterianas.
Actualmente se han desarrollado tratamientos alternativos para ciertas patologías que puede reducir la ingesta de antibióticos. Por ejemplo, Urocran® Forte está formulado especialmente para prevenir y tratar las Infecciones del Tracto Urinario (ITU) a base de D-Manosa, extracto de arándano rojo y probióticos específicos de la zona final del colon. Urocran® Forte es una alternativa para tratar estas enfermedades que está dando muy buenos resultados.